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Rómpela con todo

Por: Pluma Ejecutiva Invitada 26 enero 2023
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Rómpela con todo

Por Rosa Martha Abascal Olascoaga VP Comunicación | Coparmex | @rmabascal

Hablar del papel de la mujer en este mundo moderno, donde lo mismo estudia que
trabaja, es esposa y tiene hijos, participa social y políticamente, es por demás
trascendente.

Es tan trascendente que quizás lo más importante de ello es que la propia mujer esté clara
de quién es, qué quiere, por qué lo quiere y hacia dónde caminará para conseguirlo, a la
vez que supera patrones culturales que la autolimitan.

Estos patrones culturales nacen de estereotipos inconscientes, en los cuales “solo mamá
cuida a los niños”, “solo papá sale a trabajar” por citar los más extremos.

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El primer paso es hacernos conscientes de que existen, de que crecimos en una sociedad
en la cual esto era lo normal y lo “sano” y que, por lo mismo, trabajar en nosotras mismas
para, sin desconocer nuestra feminidad, superar el paradigma e ir creando una nueva
cultura que tiene que comenzar por casa, con nuestros maridos, nuestros hijos, nuestro
entorno laboral y social.

Hay dos sesgos o barreras que se interponen en el crecimiento y trascendencia de una
mujer.

El primero es el techo de cristal. Esta barrera normalmente es autoimpuesta de forma
inconsciente: “a mí me dijeron que yo tenía que atender a mi marido y que en ello me iba
la vida y así he crecido dejando de lado cualquier otro tema”.

Estos techos de cristal se dan desde la selección misma de pareja o de trabajo (o la no selección); la formación hacia nuestros hijos y nuestra propia autoformación; la actitud que tengamos ante una posible
promoción en nuestro empleo; la evaluación que hagamos de nosotras mismas como trabajadoras, esposas y madres (aquí la culpa es un tema por demás dramático); la actitud ante la remuneración que en innumerables ocasiones, por raro que parezca, también tiene una carga importante de culpa: “no puedo ganar más que mi marido”; hasta la conciliación misma de mi ser y mi hacer en los temas laborales y familiares: cómo logro dar lo mejor de mí conciliando las actividades y las vocaciones que tengo.

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El segundo sesgo es el techo de cemento, es una barrera interna que viene impuesta por la cultura del varón (el marido, el padre) y de la sociedad, incluyendo a la empresa.

Estos techos de cemento impiden que una mujer sea considerada como alguien capaz de ocupar
determinadas posiciones
, porque el rol que otros le han impuesto no es conciliable con la
labor a desempeñar.

Las consecuencias son catastróficas, la autoestima de la mujer sufre inevitablemente, su miedo a fracasar – porque no puede llenar los estándares o prototipos que otros le imponen – es evidente y eso mismo la paraliza, su capacidad de negociación disminuye porque siempre comienza con desventaja por como el otro la visualiza… y un largo etcétera.

La única forma de superar estos 2 sesgos es reconocerlos y eliminarlos desde la valentía,
desde el propio auto reconocimiento y cambio cultural, evitando ser una misma la víctima,
ni presentarse así ante nadie.

Es al revés, necesitamos empoderarnos, darnos a nosotras mismas (y esto lo hace cada quién por propia decisión, aunque ocupe ayuda externa), la fuerza, la capacidad y la opción para romper esos techos de cristal que sí que dependen de ella, y para empujar con su ejemplo y resultados que se rompan los techos de cemento impuestos por otros.

En este sentido mi más amplio reconocimiento y felicitación a la Presidenta de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, una mujer que sin duda fue capaz de superar tanto el techo
de cristal como el de cemento
, sin duda, un ejemplo a seguir.

#OpiniónCoparmex

María José Ortega, vicepresidenta de Fly Select

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