Hoy en día las líderes se enfrentan a nuevos retos para poder conseguir los objetivos que se han planteado para potencializar el crecimiento de la empresa.
Por ello, el desarrollo de habilidades para el liderazgo es una prioridad en las organizaciones; sin embargo, factores como la falta de tiempo y de recursos impiden que puedan implementar estrategias que fomenten una participación más activa de las líderes, a fin de generar confianza, impulsar el trabajo en equipo, pero sobre todo que mejoren la comunicación, motiven a los empleados e inspiren con el ejemplo.
Según datos del Global Leadership Forecast de la consultora DDI, el 48% de los trabajadores a nivel mundial consideran que el liderazgo de sus compañías es de “alta calidad”. No obstante, más de 52% de la fuerza laboral en todo el planeta no confía en sus jefes.
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Al respecto, Saskia de Winter, socia fundadora y directora general de Saskia de Winter Training, reconoció que los liderazgos actuales no son tarea fácil, y para tener un equipo exitoso es necesaria la comunicación efectiva, la empatía, humildad, el aprendizaje constante, el reconocimiento activo de fallas, y la propuesta de ideas para generar cambios positivos.
No obstante, añade que en ese transitar, las líderes pueden caer fácilmente en cuatro tipos de síndromes de malos liderazgos que no siempre se identifican, y que de no atenderse pueden comprometer el trabajo de todo el equipo o de la compañía.
4 síndromes que pueden afectar a las líderes y llevarlas a realizar malas prácticas dentro de las organizaciones
1. Síndrome de Cronos
Esta práctica es la de las líderes que se dedican a anular el talento de los demás. Particularmente, lo hace con el fin de no sentirse nunca desplazada.
Se puede identificar a la hora de dar retroalimentación, sobre todo cuando las líderes no da ningún tipo de comentario positivo, y puede afectar la motivación de los integrantes del equipo, a mediano y largo plazo.
2. Síndrome de Hammurabi
Este síndrome se caracteriza porque las líderes crean procesos laberínticos para que nadie pueda comunicarse de manera eficiente y clara al interior del equipo de trabajo.
Estas trabas se establecen con la finalidad de paralizar por completo cualquier tipo de diálogo en una organización. Si se cae en esta práctica, muy rápidamente la empresa puede comenzar a colapsar, debido a que una parte importante de la operación cotidiana del negocio se empantana.
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3. Síndrome de Napoleón
Como el nombre lo indica, el de Napoleón es un síndrome para líderes tiranos. Aquellos que humillan públicamente a sus colaboradores, incluso mediante ofensas y amenazas.
Su poder viene del miedo y, por lo mismo, es difícil que logren contagiar entusiasmo en sus equipos de trabajo, que probablemente viven buscando trabajo perpetuamente.
4. Síndrome de Hubris
Este tipo de síndrome es considerado como el peor de los malos liderazgos. La arrogancia les nubla el juicio a las líderes; la prepotencia y la soberbia están a la orden del día.
Es la gente que jamás puede inyectar confianza a un equipo de trabajo y que, de tal modo, termina sin poder concretar proyectos importantes porque se quedan solos.
Para concluir,cabe resaltar que el trabajo en equipo y la colaboración, generan ambientes más agradables en los que se promueve el entendimiento, el compromiso y la innovación.
Las buenas líderes debe tener la habilidad de impulsar positivamente las actitudes y el comportamiento de cada uno de sus colaboradores para alcanzar los objetivos que se ha planteado la organización.
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