México vive una crisis silenciosa: la salud mental. Parece ser que el estrés se ha normalizado por la violencia, largas jornadas laborales y falta de acceso a recursos de bienestar, como parte de la vida diaria. Sin embargo, Paola Ambrosio, a quien entrevistamos durante el Primer Encuentro de Ciencia Psicodélica advierte que esta aceptación está cobrando un alto costo emocional y social.
“Hoy vivimos con un nivel de estrés que no es natural ni normal. Esto no solo afecta nuestra productividad, sino la calidad de nuestras relaciones y la manera en que educamos a las nuevas generaciones,” señaló. La psicóloga explicó que este estrés crónico genera un círculo vicioso que comienza con el desgaste personal y se traslada al ámbito familiar.
“Llevamos ese estrés al hogar, y los niños, que son esponjas emocionales, absorben todo: nuestra ira, intolerancia e impaciencia. Esto perpetúa un ciclo de abuso y descomposición social. Un niño herido es el que después se convierte en un adulto que busca estabilidad a través de conductas destructivas,” advirtió.
Ambrosio hace énfasis en la necesidad de detener este círculo vicioso desde la raíz. “La solución no está en medicarse para adormecer los síntomas ni en evadir lo que sucede. Debemos trabajar en nuestras emociones, encontrar un lugar de calma interna y aprender a navegar las dificultades de la vida con mayor estabilidad emocional.”
Descarga la revista Mundo Ejecutivo
La urgencia de alternativas en salud mental
Las generaciones más jóvenes enfrentan barreras para acercarse a tratamientos psicológicos tradicionales. Ya sea por desconfianza en el sistema médico o por estigmas culturales, muchas personas evitan buscar ayuda. En este contexto, las terapias alternativas están ganando terreno como opciones viables para el bienestar emocional.
“Hoy no podemos seguir viendo la medicina alópata como la única solución. Es una rama más dentro de un árbol más amplio que incluye la sabiduría ancestral, las medicinas funcionales y el cuidado integral de la persona,” comentó Ambrosio.
En este “árbol de soluciones”, destacó prácticas como la meditación, el manejo de la respiración y el uso consciente de medicinas ancestrales y enteógenos. Estas terapias, explicó, ofrecen una forma de sanar desde adentro, reconectando con las emociones y abordando traumas profundos que las soluciones farmacológicas no siempre pueden alcanzar.
“Es indispensable entender que estas opciones no compiten con la medicina tradicional, sino que la complementan. Necesitamos integrar la ciencia con el conocimiento ancestral para crear un sistema más completo y eficaz,” afirmó.
Medicinas ancestrales y su rol en la transformación social
México tiene una riqueza cultural invaluable en prácticas medicinales ancestrales que han sobrevivido al paso del tiempo. Desde el temazcal hasta el uso de plantas maestras como el peyote, la ayahuasca o los hongos psilocibios, estas tradiciones han demostrado ser herramientas poderosas para la sanación.
Sin embargo, Ambrosio advirtió sobre el riesgo de desvirtuar estas prácticas en un contexto urbano y moderno. “Las plantas maestras no son recreativas ni turísticas. Son conciencias vivas que nos invitan a un proceso profundo de introspección y sanación. Usarlas de manera irresponsable no solo puede ser peligroso, sino que también deslegitima su sabiduría.”
En su opinión, estas medicinas tienen un potencial transformador, pero su efectividad depende de un acompañamiento adecuado que respete tanto la tradición ancestral como las necesidades del mundo contemporáneo. “Ya no vivimos en los contextos de los pueblos originarios. Hoy enfrentamos desafíos muy distintos, y eso requiere un enfoque diferente, pero igual de respetuoso,” señaló.
Cómo elegir el camino adecuado
Paola Ambrosio explicó que no todas las medicinas o terapias son para todas las personas. Cada individuo tiene necesidades y procesos únicos que deben ser evaluados antes de embarcarse en cualquier tipo de tratamiento, especialmente con psicodélicos.
“Estas medicinas no son aspirinas que compras en una farmacia. Cada planta, cada sustancia tiene una conciencia distinta que se alinea con procesos específicos. Por ejemplo, la ayahuasca te lleva al vientre de la madre tierra, mientras que el peyote conecta con la energía masculina del abuelo,” detalló.
Además, subrayó la importancia de evaluar la salud física y emocional antes de consumir cualquier sustancia. “No todos son aptos para los psicodélicos. Esto requiere una evaluación médica y psicológica previa para garantizar la seguridad del proceso,” añadió.
Ambrosio también destacó que hay alternativas más accesibles para quienes no desean o no pueden recurrir a estas medicinas, como la meditación, la respiración consciente y el trabajo en comunidad.
Un llamado a la introspección y la conexión
Para Paola Ambrosio, el cambio comienza con una simple pregunta: ¿cómo te sientes al despertar? “Si al abrir los ojos no hay una sonrisa en tu rostro, detente. La vida es demasiado corta para desperdiciarla en una desconexión constante con nosotros mismos y nuestro entorno.”
Su mensaje no es solo para quienes ya buscan respuestas, sino también para quienes sienten una inquietud interna pero no saben por dónde empezar. “Levanta la mano, pide ayuda. Puede ser un amigo, un terapeuta o un familiar. Lo importante es dar el primer paso para restaurar la paz interna,” concluyó.
Ambrosio cree que la clave está en construir comunidades conscientes que fomenten la introspección y el apoyo mutuo. “El cambio no depende de convencer a quienes no quieren ver, sino de unir fuerzas con quienes comparten la curiosidad y el deseo de sanar. Desde ahí, podemos transformar nuestra sociedad, una persona a la vez.”
Síguenos en Google Noticias para mantenerte informado