Equilibrio de la edad laboral
El equilibrio de la edad laboral es imprescindible para lograr sociedades pacíficas, con pleno potencial humano y capaces de desarrollarse de forma sostenible.
Hoy estamos inundados de información acerca de la equidad de género y vemos como la sociedad ha aceptado la importancia de este concepto, pero por qué no empezamos a hablar también de “Equilibrio de la edad laboral” que, sin duda, es un tema de actualidad y que hay que atender y resolver en el escenario laboral actual.
Acerca del concepto de equidad de género, considero que debemos buscar más bien un equilibrio y no solo equidad, ya que esta solo busca que haya una distribución del 50/50 sin considerar que somos distintos por naturaleza y la distribución puede ser diferente buscando un equilibrio natural de fuerzas.
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El “equilibrio de la edad laboral” con base en las experiencias que se han vivido los últimos 5 años, podemos definirlo como un número aproximadamente igual de colaboradores con una edad joven y aquellos que cuentan con una edad adulta que están en la última etapa laboral (hombres y mujeres) que se desempeñan en las empresas. Combinar estas experiencias provoca unir las ideas innovadoras con la experiencia de años de trabajo en una(s) función(es) y/o empresa(s).
También podemos referirnos para considerar las distintas opiniones (ideas frescas con experiencias probadas) en la participación de actividades y en la toma de decisiones para asegurar un equilibrio en todos los niveles, ya que crea más posibilidades de debatir y abordar los diferentes efectos de las políticas y lineamientos organizacionales.
Edadismo: en qué consiste esta práctica que está presente en las organizaciones
La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica a la edad adulta de la siguiente manera: adulto joven, de 18 a 44 años; adulto medio, de 45 a 59 años; adulto mayor (o anciano joven), de 60 a 74 años; anciano, de 75 a 90 años; y anciano longevo, a partir de los 90 años.
Por su parte, la ONU establece la edad de 60 años para considerar que una persona es adulta mayor, aunque en los países desarrollados se considera que la vejez empieza a los 65 años.
En México, se considera una persona como un adulto mayor desde los 65 años, que es cuando tiene el derecho al goce de la pensión de vejez, cumpliendo con los requisitos establecidos al amparo del Régimen de la Ley del Seguro Social 1973.
Y entonces actualmente, ¿por qué a las personas con una edad de 45 años o más puedes considerarlas como un adulto mayor? Aislándolos del crecimiento profesional al no ser considerados para ocupar posiciones vacantes en las empresas del país, aunque no lo expresen abiertamente las empresas. Se muestra la interrogante anterior, ya que con base en los datos de la OMS, ONU e IMSS hasta los 65 años las personas son consideradas como un adulto mayor o que inicia su etapa de vejez, donde en muchos casos ya no son aptos para desempeñar un puesto por condiciones físicas, entre otras.
Debemos tomar en cuenta que ninguna persona puede ser discriminada por motivos de raza, origen étnico, idioma, color, sexo, religión, discapacidad, edad, opinión política, condición social o económica o cualquier otro factor. Pero eso está en el papel, porque en el escenario laboral está sucediendo en muchos casos otra realidad.
Este escenario genera la discriminación por edad, que consiste en tratar a una persona (colaborador o solicitante de empleo) de manera menos favorable por su edad. De hecho, existen iniciativas en el mundo laboral, como es el caso de USA con la Ley de Discriminación por Edad en el Empleo (ADEA, por sus siglas en inglés) que es una ley federal que protege a los trabajadores y solicitantes de trabajo de 40 años o más. No protege a los trabajadores menores de 40 años, aunque algunos estados tienen leyes que protegen a los trabajadores más jóvenes de la discriminación por edad.
El edadismo contra el equilibrio de la edad laboral
Según la OMS, la edad es una de las primeras características que observamos en otras personas. Lo considera como “edadismo” y señala que surge cuando la edad se utiliza para categorizar y dividir a las personas por atributos que ocasionan daño, desventaja o injusticia, y menoscaban la solidaridad intergeneracional.
El edadismo contribuye a la pobreza y la inseguridad económica de las personas en la vejez, ya que se refiere a recibir un trato menos favorable por la edad, ignorar a las personas mayores, desigualdad, negar derechos, pobreza, lucha/enfermedad, falta de atención, ser excluido de trabajos por ser adulto mayor, recibir menos sueldo por ser adulto mayor, golpes, intolerancia por falta de agilidad, entre otros. En una estimación reciente, se demuestra que tiene un costo para la sociedad de miles de millones de pesos.
Un cambio de conciencia es la manera en que se podrá alcanzar una verdadera igualdad y “equilibrio de la edad laboral” con una convivencia armoniosa, seguramente tomará años, pero se debe empezar desde ahora, desde el núcleo familiar, enseñar a las generaciones actuales y futuras que la edad no es un sinónimo de incompetencia y que sí es la oportunidad de obtener conocimientos probados de una persona que ya lo experimento.
Edadismo excluye a mexicanas del mercado laboral
El “equilibrio de la edad laboral”, así como la igualdad de género, además de ser un derecho humano fundamental, es imprescindible para lograr sociedades pacíficas, con pleno potencial humano y capaces de desarrollarse de forma sostenible; es decir, lograr ser una “sociedad próspera, más justa y más humana” como siempre lo promovió el gran empresario, Don Lorenzo Servitje, ya que está demostrado que la experiencia probada de los adultos combinada con las ideas frescas e innovadoras de los jóvenes que inician su carrera profesional, estimula la productividad y el crecimiento económico.
Y tú, ¿has vivido este escenario? Porque estamos en un buen momento para cambiar esta experiencia laboral por el futuro de las siguientes generaciones.
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Mtro. Óscar Rodríguez González.
Recursos Humanos – Familia Laboral – Transformación Cultural
Chief People & Culture Officer / Business Coach
Director de Cultura y Personas
Writer: Familia Laboral
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