Melquiades García: el rotulista eterno que salvó la herencia visual mexicana

Los “nuevos” rótulos de Melquiades García Alcántara son composiciones que alcanzan el memorial de las recientes generaciones, a través de la reutilización constante de palabras que circulan en el escenario millenial actual y que, mediante la rotulación en vidrio con estaño, se vuelven un verdadero arte digno de exposición.

Este artista tiene más de 52 años de experiencia en el oficio y ni un solo día ha dejado de aportar visibilidad al tradicional quehacer de los rótulos.

Antes que nada un poco de contexto, ¿qué son los rótulos?

El maestro Melquiades explica que, de manera general, los rótulos están “diseñados para comunicarse directamente con un consumidor (así sea contraviniendo las normas del diseño gráfico convencional). Es decir, lo rótulos trascienden su estatus de simples objetos comerciales gracias a su iconografía poderosa, chistosa y desafiante”.

Es decir, la mayoría de los rótulos inventa su propio modo de transmitir información sin necesidad de seguir un modelo determinado, actualizando su diseño publicitario a través del ingenio.

Claro que con el tiempo, esta decoración se convirtió en una suerte de escritura pictórica fácil y accesible para ser leída por clientes que no sabían leer ni escribir. Por ejemplo, en tiendas que siempre se llamaban La Michoacana, los clientes percibían los rótulos cómo unas formas cuadriculadas multicolores con frutas que flotaban etéreas y goteaban su miel.

Pronto, estas imágenes anunciaban a lo largo y ancho del territorio mexicano los locales de nieves, paletas y aguas de frutas frescas; pero también a los cerdos cocinándose en cazuelas de cobre o latón y la gran paleta para removerlos en su manteca daban noticia de las carnitas.

Pero con el tiempo, el rótulo se fue transformando, al igual que la ciudad.

Rótulos: un arte en peligro de extinción

Sin embargo, no sólo hay especies en peligro de extinción, muchas otras cosas corren peligro de desaparecer, incluyendo los rótulos.

Como se sabe, la administración actual de la alcaldía Cuauhtémoc, en la Ciudad de México, ha arrasado con la gráfica popular de puestos de comida y servicios de la vía pública. Los mercados o puestos que utilizaban usan figuras como cerditos sonrientes, pollos cariacontecidos, terneras hieráticas, llaves parlanchinas, camarones jubilosos, frutas lustrosas, pasteles suculentos, tortas apetitosas o retratos de peluquería estereotipados se han borrado de las calles.

La idea de acabar con ellos se sumó a una serie de amenazas y procesos que han ido reduciendo la cantidad de rótulos y desplazándolos hacia las periferias: intentos gubernamentales de prohibirlos con pretexto de “embellecimiento” y “limpieza”.

Y claro, los rótulos no son exclusivos de nuestro país, pero sí de las periferias. Al trazar un recorrido podemos ver que no encontramos rótulos en los centros comerciales de la Ciudad de México ni en las colonias donde se agrupa la gente de mayor potencial económico como Polanco, Lomas o Interlomas”. El caso para Tepito o “la Valle Gómez” es distinto. 

Lo que los vuelve todavía más importantes.

En este sentido, el maestro Melquiades García Alcántara se erige como uno de los últimos artistas que intenta mantener vivo el oficio por medio de la innovación técnica.

Lo exquisito e imperecedero: Melquiades García Alcántara y su “Rotulación Técnica Artesanal”

Tal como nos cuenta el maestro Melquiades García Alcántara ha trabajado el fino arte de la rotulación artesanal desde 1969 en la Ciudad de México para heladerías, peluquerías, bares, restaurantes taquerías, torterías y marisquerías. Y lleva más de 52 años innovando el oficio.

Su estilo y técnica se sienta en una base de cristal, papel estaño y pintura de esmalte. Sin embargo, es el estaño lo que le da a la gráfica popular un toque adicional de brillo y elegancia.

Con tan solo una navaja, una regla y un lápiz, el maestro Melquiades hace auténticas obras de arte.

Desde muy joven el señor Melquiades que cubrió con su artes todas las paleterías en los años ochenta; cambió el papel metalizado por pulpa de fruta, el barniz por azúcar, el pincel por el funderelele. Y hoy, para mantenerse vigente, este arte recuperado por el artista regresa de forma fresca con frases novedosas.

El artista recuerda como llegó a experimentar con este estilo:

Un día estaba en una peletería del centro y vi unas palabras brillantes muy bonitas, deliciosas, con unos colores exquisitos en uno de sus aparadores. Y de ahí nació la idea.

Sin embargo, el maestro Melquiades afirma estar sorprendido por la respuesta de las generaciones más jóvenes a sus diseños:

Me sorprende la respuesta de la juventud, que ellos compren y acepten el tipo de objetos que estoy construyendo. Busqué la manera de quedarme en los corazones de la gente experimentando con espejo y vidrio y funcionó.

Para el señor Melquíades, lo rico de la Ciudad de México viene acompañado de la rotulación, y cuando se destruyen, el sabor va desapareciendo poco a poco, por eso le toco innovar el oficio.

No es fácil darse cuenta de la pérdida de sabor y de carácter que sufre una urbe cuando se destruyen paulatinamente rótulos con tipografías, tipologías, símbolos, colores y materiales característicos. Es necesario heredarlo y seguir avanzando para que no se pierda.

En este sentido, estos nuevos rótulos han pasado de definir la identidad de un lugar a definir de manera individual a los compradores y consumidores jóvenes de la nueva Rotulación Técnica Artesanal del maestro Melquiades.

Por eso, estudiarlo, repensarlo y capturarlo es un ejercicio pertinente, pues actualmente su presencia no sólo enriquece los espacios, sino las vivencias de las personas que recurren a este tipo de objetos como un referente del diseño popular mexicano.

Afortunadamente, actualmente ahora la clientela le llega al maestro por Instagram (@rotulacion_artesanal); “me ayuda mucho a mí economía”. Sin embargo, como ya le cuesta estar parado mucho tiempo, trabaja en un taller que tiene en su casa, creando cada día miles de diseños para todo el público.