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El océano como lugar sagrado de liberación y empoderamiento para la mujer

Por: Martina Álvarez 27 septiembre 2023
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El océano como lugar sagrado de liberación y empoderamiento para la mujer

Explorando el fondo del océano me sumergí en un universo infinito de experiencias y conexión con la naturaleza que hasta ese momento estaba ignorando.

Para mí ser una mujer del océano es elegir un estilo de vida libre, descalza, un cuerpo sano, musculoso y autosuficiente. Es aprender a trabajar con tu cuerpo y la naturaleza. El mar me enseñó a ser una mujer fuerte y segura, y eso es un regalo enorme y algo bastante difícil en una sociedad como la de hoy, que en ocasiones es bastante dura con nosotras. Por eso amo y disfruto transmitir esto.

Como mujer cargamos con un “deber ser” muy fuerte desde chiquititas. Presiones sociales que se arrastran generación tras generación, formas de ser esperadas que involucran comportamientos supuestamente “correctos”, formas de expresarnos, de vestir,etc. 

La mayoría de las veces estos estándares de belleza, de carácter y de estado emocional, son inalcanzables y hasta irreales.  

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Durante los inicios de mis 20 trabajé en marketing de modas en la ciudad y muchas veces, sentía que debía cumplir con estos “checklist” de los cuales ninguno me representaba. Fue el mar que me abrazó y me salvó de esto.  En un momento determinado decidí poner mi vida en la ciudad en pausa y viajar, y en una de esas aventuras me anime a bucear por primera vez. Ese día sentí que abrace el mar para siempre y no pude soltarlo nunca más. El océano se convirtió en mi brújula, viaje para encontrarlo y también para encontrarme. 

Explorando el fondo del océano me sumergí en un universo infinito de experiencias y conexión con la naturaleza que hasta ese momento estaba ignorando. Momentos llenos de magia y estímulo, donde conectaba profundamente con mi presente. Y sin darme cuenta, cuanto más me sumergía en el océano y pasaba horas y horas contemplando la naturaleza en silencio, más me sumergía en mí misma, conectaba con mi estado natural, me liberaba de muchos mandatos y, como el mar, me hacía más sensible, perceptiva y fuerte.

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Gracias al océano pase de temer a los tiburones, a protegerlos y a que se conviertan en mi animal favorito. Tuve distintos encuentros marinos que jamás voy a olvidar como el de mirarme con una mantarrayas profundamente a los ojos, reconociéndonos como dos especies coexistiendo ,o estar al lado de un tiburón ballena, el pez más grande del océano y darme cuenta que el humano no es el ombligo universo, sino únicamente una parte de él. 

Durante mis últimos 10 años pasé horas y horas explorando diferentes ecosistemas marinos y, además de aprender del planeta, fue extremadamente liberador. En el fondo del  mar no importa si estoy despeinada, o no tengo las piernas depiladas, soy yo y la naturaleza. Pasar horas viendo el comportamiento de las especies me hizo entender que al igual que otros animales, tenemos fases y ciclos. 

Por el mar aprendí a amar mis piernas musculosas, esas que antes me incomodaban cuando me ponía un short, porque entendí que necesitaba ser fuerte para trabajar con mi cuerpo, nadar en las corrientes y hasta pararme en una tabla. Por el océano entendí que necesitaba  tener fuerza para levantar el ancla, brazos para remar mejor y sobre todo tener energía para hacer todas las actividades acuáticas que quiero hacer . 

También me enseñó a permitirme jugar, a pasar horas en las olas, como si fuera una niña, y a dejar las preocupaciones en las superficie.

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Gracias a este estilo de vida conocí muchas mujeres del océano de distintos países que surfean o bucean, y tampoco responden a ese “estándar” de belleza que yo arrastraba desde  la ciudad. Sus pelos despeinados por el sol, sus arrugas al lado de los ojos por sonreír constantemente y su piel salada, me inspiraron a aspirar a un modelo de belleza y un estilo de vida natural, y más real que se alineaba mejor con mi personalidad y lo que yo quiero en mi vida.

A mi me toco el mar, pero estoy segura que todos tenemos un elemento de la naturaleza que nos conecta y  nos hace volver a nuestro eje. Ese que nos permite estar más presentes, ser nuestra mejor versión y darnos cuenta que es lo verdaderamente importante para nosotros. 

Somos mujeres racionales y animales, pero a veces nos olvidamos de conectar con nuestro lado más salvaje y natural. Ese que estaba desde el origen pero queda olvidado por tanto ruido, expectativas y preocupaciones que cargamos. En mi opinión, ahí está el secreto para volver a la esencia, empoderarnos y liberarnos.

Martina Alvarez

periodista ambiental

@oceanomartina

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