Hay dos maneras de leer el “triunfo” de Clara Brugada sobre Omar García Harfuch. Una es la de la imposición de AMLO para despejar dudas respecto a quién manda en Morena; y la otra es la de la conciencia partidista, la que evitó la ruptura al interior del movimiento. Cualquiera que haya sido colocó a Clara Brugada y a su partido ante un escenario más complicado del que hubiera enfrentado Omar, pero que para el Frente Amplio resulta ideal.
Clara Brugada no es una candidata fuerte, pero sí popular; no recogería un solo voto de la clase media, ni arrebataría nada a Santiago Taboada, que tampoco es sólido, pero que sí puede crecer y poner en jaque a las aspiraciones de la Cuarta Transformación por mantener el control de la Ciudad de México.
Ambos representan proyectos absolutamente contrarios y eso lo hace todavía más interesante. La capital del país tendrá el laboratorio político más interesante de la jornada electoral, pues arrastraría la suerte de los candidatos presidenciales.
Taboada y Xóchitl vs Brugada y Sheinbaum. ¿Cómo le suena?